En mi opinión,
los hongos representan un problema minúsculo
para el planeta en comparación a los grandes contaminantes que el hombre ha
generado desde su aparición, si bien, la revolución industrial que surgió en la segunda mitad del siglo XVIII en el Reino
Unido, y se extendió unas décadas
después a gran parte de Europa occidental y Norteamérica, impulso el desarrollo
tecnológico, económico, social e industrial, también contribuyo al aumento
progresivo de la temperatura media de La Tierra, el cual ha tomado un ritmo acelerado. Dicho aumento
se puede considerar como un proceso natural. Es decir, es inevitable que la
temperatura del planeta incremente, sin embargo, son las actividades humanas,
sobre todo las actividades industriales y los medios de transporte, los que han
acelerado este proceso.
Nosotros no
podemos impedir u obstaculizar el desarrollo y las funciones realizadas por
organismos vivos como son los hongos, puesto que forman parte de la misma
naturaleza, sería como pedirle a la humanidad que dejase de respirar por el
simple hecho de ya no contaminar el medio, aunque de verdad les haríamos un
inmenso favor al resto de las especies que habitan la Tierra, todo sería más
sencillo para ellos. Sin embargo podemos aminorar el impacto que causamos a nuestro
paso, con el simple hecho de decidir caminar en lugar de ir en coche; dejar de
fumar unos cigarrillos, lo cual también ayudaría a la salud física
directamente; no utilizar pinturas en aerosol que liberen clorofluorocarbonos
(CFC); disfrutar del brillo de las estrellas en lugar de fuegos artificiales
que solo duran unos instantes ante
nuestros ojos.
Es paradójico,
pero el ser humano en el afán de sobrevivir, de alimentarse, tiene un
comportamiento autodestructivo, ya que a causa de los fertilizantes y
pesticidas que utilizan para proteger y hacer crecer los alimentos, se generan
gases de efecto invernadero como lo es el Óxido Nitroso. Elegir comer una dulce
manzana a cambio de un caramelo envuelto, es una manera sencilla de cuidarnos y
cuidar nuestro hogar, la Tierra; pronto no tendremos elección, la tierra será
tan estéril que ni los hongos podrán crecer.
Aún hay tiempo
para revertir el efecto, no necesitamos culpar a los hongos de algo que
nosotros provocamos segundo a segundo, tenemos la capacidad para razonar y actuar, lo que necesitamos es la voluntad
para hacerlo.
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